La creciente taylorización, el incremento de entidades privadas que ofrecen el servicio, la irrupción de las prestaciones económicas destinadas al cuidado de personas dependientes y la focalización en los casos con necesidades más severas han supuesto un cambio notable en la configuración tradicional del servicio de atención domiciliaria. Este artículo aborda la desprofesionalización del servicio en el contexto concreto de la Comunidad de Madrid. Las autoras explican cómo, tras la crisis económica de 2008, se recortó la intensidad del servicio, se le restó importancia en relación con otros servicios para personas dependientes, y, sobre todo, se produjo un notable deterioro de las condiciones laborales. Al haber un menor control de las actividades que se realizaban, argumentan, las labores de cuidado fueron desplazadas por las de mantenimiento del hogar, lo cual propició una pérdida de reconocimiento y carácter profesional. Además, señalan que se asistió a la disminución de cursos de formación y reciclaje de las personas empleadas en el servicio, al tiempo que se permitió que compañías carentes de experiencia en el sector adquieran protagonismo en la prestación de este recurso.