A pesar del descenso experimentado desde 2015, este Eurobarómetro pone de relieve la persistencia de discriminación hacia ciertos grupos poblacionales dentro de la Unión Europea. Las percepciones, opiniones y actitudes varían ampliamente dependiendo del grupo discriminado y de un país a otro.
El derecho a la igualdad y a la no discriminación entre personas es uno de los pilares básicos de la Unión Europea y así queda recogido en la Carta de Derechos Fundamentales de esta institución. La normativa antidiscriminación desarrollada en el ámbito europeo es una de las más extensas a escala mundial y, junto con las políticas que se han ido adoptando en las últimas décadas, tiene como finalidad hacer frente a cualquier tipo de trato desigual y perjudicial, incluyendo la discriminación por sexo, raza, religión, origen étnico, discapacidad u orientación sexual.
Una de las principales medidas implementadas para combatir la discriminación es evaluar y monitorizar hasta qué punto este tipo de actitudes están extendidas entre la sociedad. Para ello, desde 2006, la Dirección General para la Justicia y los Consumidores, junto con la Dirección General de Comunicación, llevan a cabo, de forma trienal, un Eurobarómetro sobre este asunto a demanda de la Comisión Europea. Esta operación estadística tiene como objetivo analizar los cambios en las opiniones y actitudes respecto a las conductas discriminatorias, así como evaluar la aceptación social de diversos grupos poblacionales.
Esta publicación que aquí se reseña presenta los resultados detallados de la edición de 2019. En la encuesta, participaron un total de 27.438 personas pertenecientes a 28 Estados miembros de la Unión Europea. Además de su alta representatividad, una de las principales fortalezas del estudio es la comparabilidad de los resultados por países y con respecto a la media de la Unión Europea. Asimismo, los datos evolutivos permiten analizar la tendencia de las diversas cuestiones por las que se pregunta en ella: por un lado, la consideración de pertenencia a un colectivo en riesgo y la percepción respecto al nivel de discriminación en el país de residencia; por otro lado, el grado de comodidad o incomodidad debida a la cercanía de determinados grupos sociales en diversas situaciones y las actitudes respecto a la población LGTBI o de etnia gitana; y finalmente, la impresión sobre la promoción de la diversidad en el entorno laboral, y las medidas y políticas adoptadas para hacer frente a la discriminación en cada territorio.
Los resultados del informe indican que, pese al descenso experimentado desde 2015, en la actualidad continúa percibiéndose discriminación hacia ciertos grupos poblacionales en la mayoría de los países de la Unión Europea. En concreto, más de la mitad de las personas encuestadas consideran que en el territorio en el que viven están muy extendidas las conductas discriminatorias respecto a la población gitana (61%), por origen étnico (59%), color de piel (59%) o por orientación sexual (53%).
Una de las estrategias más comunes empleadas en las encuestas para medir el grado de discriminación percibida de una población con respecto a otra es preguntar por el nivel de comodidad o agrado que experimentaría en diversas situaciones ―desde las que son más comunes hasta aquellas que se consideran más personales― con cada uno de los colectivos de interés. Entre las situaciones planteadas, se incluyen trabajar con colectivos en riesgo de discriminación, tener a una persona perteneciente a alguno de estos grupos sociales como cargo político electo más elevado en el país, o el hecho de que un/a hijo/a mantenga una relación amorosa con alguna persona de cada uno de los grupos poblacionales analizados en el estudio.
En referencia a este último asunto, el informe destaca los siguientes aspectos. En primer lugar, la cantidad de personas que declaran que se sentirían cómodas trabajando diariamente con personas pertenecientes a algún grupo vulnerable ha aumentado notablemente desde 2015. En segundo lugar, la proporción de la población europea que se sentiría a gusto con una persona de alguno de estos colectivos como dirigente del país al que pertenecen varía del 49% en el caso de que fuera una persona de etnia gitana al 88% si fuera una mujer. Finalmente, la variabilidad de las respuestas y la percepción de discriminación aumentan a medida que las situaciones planteadas son más personales. De hecho, el grado de comodidad respecto a que un descendiente tuviera una relación amorosa con una persona perteneciente a cada uno de estos colectivos varía del 88% en el caso de que fuera una persona blanca, al 87% si fuera cristiana o el 76% si fuera atea, hasta el 43% para el caso de una persona transgénero, el 44% para una intersexual y el 48% para una gitana.
Los datos evolutivos indican que las actitudes respecto a los derechos del colectivo LGTBI son cada vez más positivas. La gran mayoría de la población europea está a favor de que las personas con una orientación sexual diferente a la normativa tengan los mismos derechos que las personas heterosexuales (76%) y se permitan los matrimonios entre personas del mismo sexo (69%). Algo menos de la mitad de las personas encuestadas (46%) opinan que los documentos oficiales deberían incluir una tercera opción para las personas que no se identifican como mujeres u hombres, aunque con notables diferencias por países.
A pesar de la tendencia positiva experimentada respecto a la anterior encuesta (2015), entre todos los grupos por los que se pregunta en el estudio, la población gitana es el que se percibe como el colectivo que mayor grado de discriminación experimenta en la Unión Europea. Existen notables diferencias entre países con respecto al sentimiento de comodidad que origina la cercanía hacia este colectivo, que va desde el 23% en Estonia al 82% en Grecia o Suecia. El grado de comodidad disminuye, a medida que la situación hipotética planteada en el cuestionario es más personal.
Por último, en relación con haberse sentido discriminado o acosado en los últimos 12 meses, el 17% de las personas encuestadas a escala europea responden afirmativamente, cifra algo menor a la registrada en 2015 (21%). Para terminar, tan solo una minoría considera que las medidas adoptadas por las autoridades para hacer frente a la discriminación han sido eficaces en su país. A este respecto, la gran mayoría piensa que las clases y el material escolar deberían incluir información sobre la diversidad en cuanto a discapacidad (86%), origen étnico o color de la piel (82%), religión o creencias (81%), entre otras cuestiones.