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Tres mil personas en situación de exclusión residencial grave en la CAPV

Tres mil personas en situación de exclusión residencial grave en la CAPV Tres mil personas en situación de exclusión residencial grave en la CAPV

SIIS Centro de Documentación y Estudios, IV Estudio sobre la situación de las personas en situación de exclusión residencial grave en la CAPV 2018. Vitoria-Gasteiz, Departamento de Empleo y Políticas Sociales, Eusko Jaurlaritza-Gobierno Vasco, 2019, 159 p.

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En el IV Recuento de Personas Sin Hogar desarrollado en Euskadi en 2018, se localizaron más de tres mil personas en situación de exclusión residencial grave —casi mil más que en 2016— y se incrementaron las situaciones de calle. En este estudio se han contemplado, por primera vez, los recursos dirigidos a las personas refugiadas y migrantes en tránsito.

Este estudio, elaborado por el SIIS Centro de Documentación y Estudios y financiado por el Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, recoge los resultados del IV Recuento de Personas en Situación de Exclusión Residencial grave en Euskadi, realizado durante la noche del 18 al 19 de octubre de 2018. Esta investigación tiene como objetivos principales informar sobre el número y las principales características sociodemográficas tanto de las personas que pernoctaban en calle como de aquellas localizadas en servicios de alojamiento, examinar diferentes dimensiones de las condiciones de vida de esta población y analizar las tendencias fundamentales producidas en aquella desde 2012. Como en ediciones anteriores, el estudio ha contado con la colaboración de los tres niveles de la Administración pública y de entidades del tercer sector, así como con la implicación del equipo de voluntariado en los municipios involucrados.

En lo que se refiere a la metodología, el estudio se basa en la clasificación de situaciones de exclusión residencial grave desarrollado por Feantsa en el Observatorio Europeo sobre las Personas sin Hogar. Esta tipología, denominada ETHOS, distingue cuatro categorías conceptuales —sin techo, sin vivienda, vivienda insegura y vivienda inadecuada— y trece categorías operativas sobre situaciones residenciales. El recuento desarrollado en Euskadi se centra específicamente en las personas que están sin techo y sin vivienda, es decir, en las que duermen en la calle (a la intemperie, en un espacio de uso público cubierto o en algún otro lugar inadecuado que sea visible, como vehículos, chabolas o edificios abandonados) y las que pernoctan en los centros o servicios con alojamiento para personas sin hogar. En esta línea, el texto ofrece datos sobre las dos situaciones de sinhogarismo consideradas en el recuento (en calle o en recursos con alojamiento), la evolución de estas y sobre las condiciones de vida de las personas sin hogar que respondieron a los cuestionarios.

De las 3.007 personas contabilizadas en exclusión residencial grave, 452 se localizaban en Álava (15%), 1.193 en Gipuzkoa (39,7%) y 1.362 en Bizkaia (45,3%). No obstante, las tasas de sinhogarismo muestran una mayor incidencia de las situaciones de exclusión residencial grave en Gipuzkoa (1,656‰), seguida de Álava (1,374‰) y Bizkaia (1,185‰). Entre los factores que explican estas cifras más altas en Gipuzkoa, están la elevada presencia de personas migrantes en tránsito (en calle o albergues) y, sobre todo, la mayor tasa de personas que se alojaban en recursos con alojamiento de servicios sociales que no son ni centros de acogida nocturna, ni aquellos dirigidos específicamente a mujeres, en los que cuenta con más plazas. En un análisis más detallado, mientras que Bizkaia destaca por la elevada tasa de sinhogarismo en calle, Álava registra tasas más altas que los otros dos territorios en albergues o centros de acogida nocturna y en pisos de acogida para personas refugiadas.

En situación de calle, las personas voluntarias que realizaron el recuento, distribuidas en 26 municipios en la citada noche, localizaron a 430 personas (sin contemplar a los 104 migrantes en tránsito en calle), que suponen el 17,8% del total de personas contabilizadas en exclusión residencial grave. El 78,2% de aquellas, es decir, 336 personas, se situaban en alguna de las tres capitales vascas. Cabe señalar que el número real de personas en calle podría alcanzar las 700 a partir de dos métodos de contraste que se utilizan desde 2012 (recogida de indicios en la citada noche y consulta en centros de día a la mañana siguiente). Entre las personas en calle, solo 27 eran mujeres (6,6%), el 39% tenían menos de 30 años y el 75% eran personas extranjeras. Respecto a la localización, prácticamente 8 de cada 10 (78,6%) estaban en túneles, puentes o estaciones y cajeros automáticos interiores.

Además del recuento realizado en calle, se pidió a los 411 recursos con alojamiento situados en 44 municipios que proporcionaran datos de las personas albergadas en ellos. De acuerdo con los datos obtenidos, en la citada noche pernoctaron en estos recursos un total de 2.773 personas, es decir, el 82,2% de todas las personas en exclusión residencial grave. Del total de los centros, 318 pertenecían a la red de atención de los servicios sociales y en estos se localizaron 1.890 personas, es decir, el 76,4%. Más detalladamente, de todas las personas que pernoctaron en recursos de servicios sociales, 497 se alojaban en albergues y centros de acogida nocturna; 140 mujeres y sus hijos e hijas, en recursos dirigidos a mujeres víctimas de violencia de género; y las 1.253 personas restantes, en otros recursos dirigidos a personas en riesgo o situación de exclusión social. Es decir, casi 1.900 personas estaban alojadas en centros de servicios sociales. En cuanto a los 93 centros dirigidos a personas solicitantes o beneficiarias de protección internacional o a migrantes en tránsito, albergaban 459 (el 18,6%) y 124 personas (el 5%), respectivamente. En Álava, no se registró ocupación de personas migrantes en tránsito (el territorio tiene menor dotación de plazas para este grupo), las cuales se distribuían entre Gipuzkoa (40%) y Bizkaia (60%). Esta población ―que tuvo un crecimiento muy pronunciado en el verano de 2018, debido al desplazamiento de este a oeste de las principales rutas de llegada desde África a Europa― procedía mayoritariamente de Guinea Conakri, Mali y Costa de Marfil.

¿Están aumentando las situaciones de exclusión residencial grave en Euskadi?

A la hora de hacer un análisis evolutivo, el estudio, que se realiza desde 2012 cada dos años, contempla toda la muestra, salvo a migrantes en tránsito y personas refugiadas, que se incluyen por primera vez en el recuento de 2018. Los datos muestran que el incremento de las situaciones de exclusión residencial grave se debe, fundamentalmente, al aumento considerable de las personas en calle: en 2016 fueron 264 personas, frente a 430 en 2018. Esto es debido, en gran medida, al incremento en dos de las tres capitales vascas: Bilbao (de 112 personas en 2016 a 214 en 2018) y Donostia (48 en 2016 y 101 en 2018). Cabe señalar también el aumento importante en Barakaldo, de 12 a 30 personas. En Vitoria-Gasteiz, en cambio, se da un ligero descenso desde 2016 (9 personas menos).

Si se ahonda en el perfil de las personas en exclusión residencial grave, aquellas que más han aumentado en situaciones de calle han sido las personas extranjeras menores de 30 años. En 2016, en Bilbao eran el 23% y en Donostia el 2%, y en 2018 han pasado a ser el 33% y el 44%, respectivamente. Por otra parte, también se constata un aumento ligero de las personas alojadas en recursos con alojamiento, pero esto es, fundamentalmente, debido a que entre 2012 y 2018 el número de plazas disponibles ha aumentado muy notablemente gracias a la apertura de nuevos centros. En efecto, entre 2016 y 2018 el número de plazas se incrementó en 612.

Entre todas las personas en situación de exclusión residencial grave, más de la mitad son extranjeras (el 62%). El peso relativo de esta población en 2018 es del 75% entre las personas en calle (esta proporción disminuye entre 2012 y 2016, pero aumenta nuevamente en 2018) y el 59% de las que permanecían alojadas en algún centro (en este caso, el peso relativo de este grupo se mantiene en todas las ediciones en torno al 60%). Se aprecia un aumento de las personas que proceden del Magreb (sobre todo Marruecos, y en menor medida, Argelia), que pasa de un 31,7% en 2016 a un 45,2% en 2018 entre las situaciones de calle y albergue. En cambio, ha habido una reducción en el mismo periodo de las personas procedentes de Europa (de un 12,6% a un 9,1%) y, en particular, de las que vienen del resto de África (del 12% a un 5,2%). Al analizar el promedio de las cuatro ediciones, se constata que el 21% de las personas en exclusión residencial grave han nacido en Euskadi, el 16% en otros territorios del Estado y en torno al 64% en otros países.

Por otra parte, ha habido un incremento de la proporción de las mujeres en situación de exclusión residencial grave en el periodo 2012-2018. Ello se debe a que hay más mujeres en servicios con alojamiento —no en calle (6,6%) o albergues (15,3%)—, tanto por el aumento de plazas para ellas como por el aumento de los centros que atienden a familias con hijos e hijas. En este sentido, de todas las personas localizadas en exclusión residencial grave en la citada noche, el 12,5% eran menores de edad, es decir, 275 personas —más que en años anteriores—. Entre las situaciones de exclusión residencial analizadas, todas las personas menores de 30 años representan un 43,1%, cuando en términos poblacionales son únicamente el 16,6% del total, lo que muestra un importante peso específico de la población más joven.

Las condiciones de vida

En cuanto al perfil de las 1.543 personas en situación de exclusión residencial grave que respondieron al cuestionario, casi el 57% no tienen estudios (12,2%) o solo tienen estudios primarios (44,4%). Las mujeres menores de 30 años y las mujeres extranjeras tienen los niveles más altos de cualificación. Respecto a la actividad laboral, el 18,8% perciben algún tipo de retribución económica por su actividad laboral u ocupacional, mientras que el 81,1% restante, en principio, no realizan ninguna actividad laboral. La principal fuente de ingresos son las ayudas y prestaciones públicas, recibidas por el 44,8% de las personas consultadas; en concreto, el 23,8% del total perciben la renta de garantía de ingresos. Sin embargo, un 26,7% no tienen ningún tipo de ingreso y se encuentran en una situación de precariedad económica total. Los hombres extranjeros menores de 30 años son lo que presentan un mayor riesgo de encontrarse en esta situación. Este mismo perfil es el que en mayor medida desconoce la existencia de la renta de garantía de ingresos.

Con relación a la salud, en 2018 la mitad de las personas encuestadas (el 51,1%) señalan tener alguna enfermedad crónica o grave (en 2012 eran el 39,9%) y el 83,6% de estas reciben algún tipo de tratamiento médico. No obstante, casi el 30% de las personas de origen extranjero carecen de tarjeta sanitaria (frente a un 3,7% de las que tienen nacionalidad española). Entre los diversos problemas de salud, que además han aumentado, los trastornos y las enfermedades mentales constituyen los diagnósticos más comunes, pues afectan a casi el 22% de las personas consultadas. Todo ello evidencia que cada vez es más necesario adaptar los servicios que se prestan en el ámbito de la exclusión residencial a las personas con problemas de salud, y fundamentalmente, de salud mental.

Por último, respecto a ciertas circunstancias que rodean el sinhogarismo, los datos ponen de manifiesto que si bien se ha dado un incremento de las situaciones de exclusión residencial grave, este no se ha debido a las personas que llevan menos tiempo sin hogar, ya que la proporción de estas es menor que en años anteriores: un 25,5% lleva menos de un año sin un alojamiento que pueda considerar su hogar, mientras que otra cuarta parte lleva más de 5 años. Los factores estructurales estarían detrás de casi dos de cada tres situaciones de exclusión residencial grave. A pesar de estas situaciones, el 85% de las personas sin hogar refieren mantener algún tipo de relación con su familia, aunque a su vez, casi tres de cada diez (el 28,3%) pasan la mayor parte del día solas. Las situaciones de aislamiento social son más frecuentes entre los hombres (29,6%) y entre quienes están en albergues (45%).

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